viernes, 29 de enero de 2010

El nacimiento de Venus


El nacimiento de Venus es una obra de Sandro Botticelli (1445-1510), la cual representa una de las obras cumbre del maestro italiano, se conserva en una galería de Florencia.

Según la leyenda Venus, diosa del amor, nació de los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Crono y luego arrojados al mar. Por lo tanto el título de la obra no es exacto, ya que el cuadro no representa el momento del nacimiento de la diosa, sino la llegada de Venus, sobre una concha, a la playa de unas islas (Pafos, Citerea o Chipre).

A la izquierda aparecen los primeros dos personajes de la obra, Céfiro, dios del viento del oeste y Cloris, ninfa de la brisa y esposa de Céfiro, a quienes los romanos apodaron Flora. fuertemente abrazados simbolizan la unión de la materia y el espíritu. A su alrededor caen rosas, flores que según la leyenda después se convertirán en seres.
El centro está ocupado por la diosa Venus sobre una concha que flota en un mar verdoso. Tiene una actitud púdica: una mano sobre el pecho y otra sobre el sexo. Cubre con sus largos y rubios cabellos sus partes íntimas, puesto que mostrar esa parte está prohibído. El rostro recuerda al de las vírgenes de Botticelli: muy joven, de boca cerrada y ojos claros. Su expresión melancólica se asocia más bien a la expresión de una bondad de raigambre cristiana. La piel de Venus es de color marfil, un blanco con una ligera tonalidad amarillenta y con ocasionales matices rosa. Esta tonalidad no recuerda a la piel, no sugiere carne tibia y flexible, sino la superficie y la firmeza de una estatua.
Esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual sino que, con su postura y sus facciones finas, se acerca más al ideal de inteligencia pura o saber supremo. Venus sustituye a la Virgen, expresando una fascinación hacia la mitología común a muchos artistas del Renacimiento.
Una de las ninfas que espera a Venus en la playa para cubrirla con un manto rojo con motivos florales Se cree que se trata, específicamente, de la Primavera, la estación del renacer. Lleva un traje floreado: es blanco y está bordado de ancianos. Un cinturón de rosas rodea su cintura y en el cuello luce una elegante guirnalda, símbolo del amor eterno. Entre sus pies florece una anémona azul.

El que la ninfa tape con su manto a la diosa es señal de que los misterios de Venus, como los del conocimiento, se encuentran ocultos.

El paisaje no recibe especial interés por el pintor, lo que es una característica de Botticelli.
Se trata de una pintura de extraordinaria calidad por la representación microscópica de los detalles, las proporciones de los personajes concretos y por sus relaciones mutuas.

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